La Iglesia Católica ha considerado y considera el nacimiento de María como un hecho que emula en grandeza e importancia al de Jesús, y hace resonar en esta festividad los ecos de una pura y profunda alegría, como aurora de paz para el mundo con la venida inmaculada de la que había de ser la Madre del Verbo.
Nació pura, limpia, hermosa y llena de todas gracias, dice María de Jesús de Ágreda, publicando en ellas que venía libre de la ley y tributo del pecado. Y aunque nació como los demás hijos de Adán en la substancia, pero con tales condiciones y accidentes de gracias, que hicieron este nacimiento milagroso y admirable para toda la naturaleza y alabanza eterna de Dios.
Oremos el saludo a María con el Beato Cristóbal de Santa Catalina:
Ant. Nos alegramos, María de que seas la madre de Dios.
V/ Porque el Abba te ha tomado,
R/ Me alegro de que seas la vena de su sangre.
V/ Porque la Palabra te ha ocupado,
R/ Me alegro de que seas la cuna de su sueño
V/ Porque el silencio te ha invadido,
R/ Me alegro de que seas espacio de su eco.
Dios te salve, María depósito de gracia, vehículo de Dios, dadora de su vida.
V/ Dios te salve María,
R/ Me alegro de que seas la Madre del Señor.
AMEN
Felicitamos desde aquí a todas las personas que se llaman Natividad, en especial, a aquellas hermanas hospitalarias nazarenas que llevan este nombre. ¡Qué la Virgen las cuide y proteja siempre!
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Congregación de Hermanas Hospitalarias de Jesús Nazareno, Franciscanas