Para quienes aún no han encontrado el amor de Dios

Para quienes aún no han encontrado el amor de Dios


La fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, 24 de junio de 2022, es una recurrencia "móvil", es decir una recurrencia que no tiene un día fijo en el calendario sino que cambia de fecha de un año a otro, dependiendo de la de otros aniversarios o circunstancias. En todo caso, la fiesta del Sagrado Corazón cae el viernes siguiente a la solemnidad del Corpus Christi. 

¡Ánimo, Jesús, en la devoción a su Sagrado Corazón espera tanto de nosotr@s! Tiene una especie de "inquietud" por quienes aún no han encontrado el amor de Dios. Corremos con amor y perseverancia hacia tod@s, porque "nuestra vida es una misión, un don para ofrecer".

Esta Solemnidad nos recuerda e invita a considerar las diferencias como oportunidades, tanto dentro como fuera de nuestra familia nazarena. No debemos vernos como competidores, sino como un medio para buscar la fe. Vivir una Espiritualidad del Corazón implica una vida fraterna menos rígida, menos burocrática, menos individualista; más compartida y comunitaria como las primeras comunidades cristianas. Necesitamos actualizar nuestro lenguaje y la evaluación de los símbolos, especialmente aquellos relacionados con la imaginación del Sagrado Corazón. Las palabras y los símbolos crean la realidad.

La sinodalidad nos exhorta a promover un estilo de vida más sencillo, atento, unitario y transparente. Esto se vuelve cada vez más urgente dada la tendencia a tomar decisiones sin una adecuada escucha o consulta. La sinodalidad nos insta a escuchar todas las voces, especialmente aquellas que rara vez tenemos en cuenta en nuestra sociedad.

La Solemnidad del Sagrado Corazón este año 2022 se desarrolla en el contexto de tiempos difíciles en el mundo. 
Además de la larga pandemia de hoy, la guerra en Ucrania, Etiopía, Yemen, Siria, Sudán del Sur, Kivu, Congo sin olvidar la crítica situación en Libia, y el terremoto en Afganistán desenmascara los horrores presentes en el mundo. Todas las guerras son injustas y siempre afectan a las personas más vulnerables. Este contexto muestra el vacío de autoridad y diálogo en el mundo. En el conflicto geopolítico vemos la ambición de poder y de lucro económico, y falta el diálogo para construir la paz, la fraternidad. El manejo político y mediático de las guerras y la pandemia demuestra que las víctimas no son una prioridad. ¡Qué lejos estamos de los sentimientos del Corazón de Cristo!

 

Una auténtica Espiritualidad del Corazón nos debe llevar a ser profetas, con el rechazo, la denuncia y la lucha contra la deforestación, el acaparamiento de tierras y todo tipo de abusos y destrucción de la vida. Debemos proponer alternativas más comunitarias, equitativas y sostenibles en el uso de la tierra y sus recursos. Nuestras inversiones y proyectos financieros deben hacerse de acuerdo a los valores del evangelio.

Nuestro llamado profético, como fieles, debe manifestarse a través de nuestro testimonio de vida y de nuestras palabras valientes, para instar a los líderes religiosos, civiles y políticos a escuchar, dialogar, cooperar y negociar más.

Tenemos la oportunidad de actualizar el significado de la reparación como estilo de vida. Descubrir el Corazón traspasado de Jesús en las relaciones rotas y en el mundo agrietado y herido por intereses egoístas y destructivos. Somos conscientes de que cada una de nosotras, en la medida de sus posibilidades, trabaja y lucha por estar al lado de las personas más desfavorecidas. 

Oramos para que esta Solemnidad del Sagrado Corazón fortalezca nuestra conciencia de que tod@s somos interdependientes.
Que apreciemos caminar junt@s: sinodalidad.
¡Hagamos de la sinodalidad una realidad vivida a nivel de la familia nazarena, mientras continuamos orando por la paz, celebremos esta Solemnidad del Sagrado Corazón con alegría y esperanza!