Viernes Santo, la ignorancia del Sanedrín

Viernes Santo, la ignorancia del Sanedrín


Sanedrín en griego significa “SENTARSE JUNTOS”. Era una asamblea que estaba formada por 70 miembros, lo que, según nos cuenta el Antiguo Testamento, era una tradición de los tiempos de Moisés. Su desempeño era, sobre todo, la administración de la Justicia. Era algo así como una Corte Suprema de la Ley judía.

La reunión de sus miembros durante la noche del Viernes Santo para interrogar a Jesús era, sobre todo, para recopilar información y presentársela ante quien sí podía condenarlo a muerte.

Curiosamente, Jesús es presentado ante Anas quien era sumo sacerdote cuando Jesús era niño y se perdió en el templo, y hoy quien preside el Sanedrín es Caifás su suegro.

Pero hay más coincidencias, los únicos miembros del Sanedrín que apoyaron a Jesús fueron Nicodemo y José de Arimatea. Este último hermano menor de Joaquín, padre de María.

Todo en la vida de Jesús como en la nuestra, está basado en juntarse. Formamos parte del “SENTARSE JUNTOS”, y solo nosotros como el Sanedrín decidimos de qué lado estamos, y de qué historia formamos parte.

Pero luego están los que por sus miedos tienen un corazón justo, pero solo al borde del precipicio, como José de Arimatea, lo arriesgan todo, para dar a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César.

Pero el miedo, en ocasiones, nos sirve para sacar un valor y una fuerza inimaginables, porque la verdadera raíz de todos nuestros miedos es el encontrarnos solos.

Eso está confirmado en el Hijo de Dios, que en la tristeza del Huerto de los Olivos, sintió una soledad inmensa, y, sobre todo, en la cruz ante el posible abandono de Dios.

Por eso Jesús sabe cómo vencer temores, o nos los quita del corazón o nos ayuda a vivirlos de una manera nueva y, sobre todo, creando una ocasión de gracia.

Por eso se hacen grandes en un día como hoy, las palabras de Jesús: “NO TEMÁIS A LOS QUE MATAN EL CUERPO, PERO NO PUEDEN MATAR EL ALMA”-

¡Qué ignorante y perdido estaba el Sanedrín cuando pensaban que crucificando a Jesús, su fuerza no vencería a la muerte!

QUE NOS IMPORTA YA EL CUERPO, CUANDO EL ALMA LE PERTENECE A QUIEN VENCIÓ A LA MUERTE”.


Congregación de Hermanas Hospitalarias de Jesús Nazareno, Franciscanas