Alegría, Paz, Amor… ¡Alegrémonos! “Nos ha nacido el Salvador”. Es la gran noticia recibida y queremos compartirlo entre todos, Dios está ya con nosotros y entre nosotros, acojámosle en nuestro corazón; ese es el pesebre en el que se quiere recostar. Jesús es la gran alegría que da sentido a nuestra navidad, Él es la Buena noticia de Dios para la humanidad, él es la luz que rompe la oscuridad del mundo y con Jesucristo hoy nace una esperanza nueva para un mundo nuevo.
Que sea nuestro corazón bien dispuesto el lugar donde podamos abrazarle, cuidarle, amarle y poder ofrecerle como regalo nuestra vida y el deseo de compartir como familia de Dios lo que somos y tenemos, para construir entre todos los la unidad querida por el Señor.
Él con su Madre, la Virgen María y San José sean nuestra luz y nuestra esperanza.
El Capellán de la Casa Madre, P. José Luis R., nos dedica estas sabias palabras para degustar junto con la cena de Nochebuena o la comida de Navidad:
¿Es Dios un niño a quien le gusta jugar a esconder cosas muy grandes, la huella de su infinitud, en lugares pequeñas?
Alegrémonos en la conmemoración del nacimiento del Salvador. Nuestra alegría y nuestra admiración son pañales que lo protegen del frío y la oscuridad de los corazones que no lo conocen. Y si vela sobre los que lo olvidan, es herido por el amor de quien lo desea. Pero sobre todo alegrémonos porque verdaderamente “vuelve a nacer”… y no es sólo la celebración de un aniversario. Es un nuevo nacimiento…que quiere tener para cada uno en particular y para todos. Y si el mundo no quisiera recibirlo y hacerlo renacer en sus vidas, Él al menos librará del mundo a los que de verdad lo aman.
Dice el Catecismo de la Iglesia Católica (N.º 478) que “durante su vida mortal nos vio y conoció a todos y se entregó por todos y cada uno de nosotros”. Realmente fuimos vistos por Él mientras era adorado por primera vez y recibimos hoy los mismos bienes que recibieron sus primeros adoradores.
Un ejemplo del “orden natural” ayuda a entender este misterio del “orden de la Redención”: el mismo sol que brilló el primer día de Navidad en Belén es el que brillará este año sobre nuestro cielo esta Navidad. Han cambiado las personas y la tierra ha dado muchas vueltas desde entonces, pero él…, el sol, permanece idéntico y en acto de fecundarlo todo de la misma manera. Del mismo modo, el Nacimiento del nuestro Salvador, como Acto Divino que es, como otro sol…, Sol Divino, permanece idéntico y en acto de comunicar este año los mismos bienes que irradió aquel Día Sagrado de otro tiempo, y en acto de producir los mismos efectos de consuelo desbordante que produjo en sus primeros adoradores. En el Avient0 engendramos a Jesús en nuestro interior por el deseo, en Navidad lo damos luz, el resto del año lo hacemos crecer. Para que no sea “yo” quien viva sino Él en mí, y se cumpla todo; Nº del Catecismo de la Iglesia Católica (478): “todo lo que Jesús vivió hace que lo podamos vivir en Él y Él en nosotros.
Que María, el Cielo que Jesús se preparó en la tierra para no echar de menos Aquel del que descendía, os conceda una Feliz Navidad.
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Congregación de Hermanas Hospitalarias de Jesús Nazareno, Franciscanas